Los ojos son uno de los órganos más importantes que tenemos y es vital cuidarlos y protegerlos si no queremos perder uno de nuestros sentidos más preciados, la vista.
A menudo no caemos en la cuenta de lo sensibles que son y los exponemos a situaciones que pueden perjudicarles significativamente como pasar un día en la montaña y no utilizar unas gafas de sol que los defiendan de los rayos ultravioleta.
En Kroma 15 somos auténticos especialistas en el cambio de color de ojos. Hoy queremos hablaros de las quemaduras en los ojos, cómo se pueden producir, su tratamiento, los efectos que ocasionan y qué hacer para prevenirlas.
Causas frecuentes de las quemaduras en los ojos
Al igual que ocurre con otro tipo de quemaduras, las de los ojos pueden ocasionarse de diversas maneras.
Dependiendo de qué provoca la quemadura, esta se tratará de manera diferente, por ello es muy importante tener claro el origen de la misma. No todas las sustancias tienen el mismo efecto de gravedad y el tratamiento será diferente. Sin embargo, lo que sí comparten es la necesidad de actuar urgentemente para evitar daños mayores.
- Quemaduras químicas
Este tipo de quemaduras son muy comunes y suelen darse en el ámbito doméstico y laboral, siendo los productos de limpieza u otras sustancias químicas presentes en determinados puestos de trabajo los causantes más habituales de este tipo de quemaduras.
Pueden ser ocasionadas por sustancias alcalinas o ácidas y es el tipo de quemaduras más peligrosas para los ojos.
Las quemaduras por sustancias alcalinas suelen ser más graves y pueden producirse simplemente por una salpicadura de sosa cáustica, limpiadores de horno, detergentes para lavavajillas, fertilizantes, yeso o mortero.
Las quemaduras provocan diferentes tipos de necrosis en función de la sustancia que las ocasione debido a la profundidad a la que penetran en el ojo.
- Quemaduras térmicas
Este tipo de quemaduras suelen ser más leves que las químicas y suelen afectar más al párpado que al interior del ojo.
De hecho, si la zona dañada es la conjuntiva o la córnea la herida es más superficial y suele cicatrizar y curar sin dejar secuelas significativas.
En este tipo de quemaduras se contemplan las producidas por punteros láser y por el sol, siendo las primeras especialmente graves y pueden provocar daños importantes en la retina.
Un rayo de luz láser que apunte directamente a los ojos de una persona puede generar daños en los ojos en un instante y cuanto más potente sea el láser más graves son los daños.
En muchas ocasiones, las lesiones oculares causadas por la luz de un puntero láser no provocan un dolor inmediato. La visión se va deteriorando lentamente y puede pasar desapercibida durante varios días.
En cuanto al Sol, todos sabemos que no hay que mirar directamente al sol sin tener los ojos protegidos ya que puede provocar diferentes afecciones oculares como cataratas y la degeneración macular relacionada con la edad.
La fotoqueratitis puede aparecer en cualquier época del año y ante cualquier exposición solar, aunque también se la conoce como la “ceguera de las nieves” ya que suele darse con mayor frecuencia en invierno.
Este tipo de quemadura ocasiona en muchas ocasiones inflamación en los párpados y, en algunos casos, úlceras en la capa de la córnea.
Hay varias actividades que aumentan el riesgo de producir fotoqueratitis y suponen un gran riesgo para la salud ocular como por ejemplo actividades en la nieve, estar cerca de zonas costeras o pasar mucho tiempo en la montaña.
La exposición a las radiaciones solares tiene un efecto a largo plazo que puede ocasionar daños en la capa interna del ojo y posibles cataratas.
Tratamiento de las quemaduras en la zona ocular
Como ya hemos comentado al principio, en caso de sufrir cualquier tipo de quemadura, química o térmica, es imprescindible acudir al médico urgentemente para que realicen una valoración de la gravedad de los daños y del tratamiento a seguir.
En el caso de las quemaduras por sustancias químicas, independientemente de que sean ácidas o alcalinas, el tratamiento debe iniciarse cuanto antes para reducir al máximo la gravedad de los daños.
El primer paso es lavar el ojo durante un mínimo de 30 minutos para eliminar cualquier resto de la sustancia que haya podido quedarse en la zona ocular. En ocasiones se suele anestesiar el ojo durante este proceso para evitar más molestias en el ojo del paciente.
Tras este procedimiento se revisan los fondos de saco conjuntivales para limpiar cualquier sustancia que pueda seguir ahí. Después de esta última limpieza, el oftalmólogo recomendará el tratamiento específico que mejor se ajuste a la gravedad y al diagnóstico de la quemadura ocular.
Para las quemaduras térmicas hay que diferenciar entre las ocasionadas en los párpados y las que se producen en el interior de los ojos.
Para las primeras, se tratan como una quemadura normal de la piel: se limpian y después se aplica un antibiótico que prevenga posibles infecciones.
En el caso de las quemaduras del ojo será necesario acudir a una revisión ocular que determine los daños producidos y seguir las indicaciones del equipo médico para reducir las consecuencias de la quemadura.
Como podéis ver cuidar de los ojos y protegerlos es muy importante para que no sufran daños que provoquen daños irreparables en nuestra visión. Nuestros ojos nos acompañan durante toda la vida y no pueden sustituirse, por ello es vital poner todos los medios posibles para defenderlos de las agresiones externas.